Bali, la joya de Indonesia, es un destino que conjuga armoniosamente la belleza natural, la espiritualidad y la cultura en una danza etérea. En agosto de 2020, tuve la fortuna de pasar un mes en esta encantadora isla como nómada digital, viviendo y trabajando mientras me sumergía en el estilo de vida balinés.
Mi Hogar en Bali: Villa Lotus en Canggu
Elegí Canggu como mi base en Bali, estableciéndome en el hotel Villa Lotus. Este hotel ofrecía la combinación perfecta de confort, tranquilidad y proximidad a la vibrante vida local. Desde aquí, exploré la isla a mi propio ritmo, disfrutando de la libertad que ofrece ser nómada digital.
Comida en Bali: Warungs
En mis exploraciones, descubrí los warungs, un tipo de restaurantes típicos donde suelen comer los locales por unos pocos dólares, deleitándome con la deliciosa cocina balinesa. Aunque no puedo recordar los nombres de todos los platos que probé, puedo asegurar que la gastronomía local es un festín para los sentidos.
Movilidad en Bali: Aventura en Scooter
Mi principal medio de transporte durante el viaje fue una scooter alquilada, por aproximadamente 50,000 IDR al día, un método económico y práctico para explorar la isla a mi propio ritmo. Con la brisa marina en el rostro y el sol tropical calentando mi piel, cada viaje se convertía en una pequeña aventura.
Seminyak y Echo Beach: Aventuras Costeras
Aunque Canggu fue mi hogar en Bali, no dejé de explorar otras zonas. La cercana Seminyak, con su ambiente cosmopolita y su vibrante vida nocturna, ofrecía un contraste fascinante con la tranquilidad de Canggu. Echo Beach, por otro lado, era un paraíso para los amantes del surf y un lugar perfecto para relajarse al final del día.
Trabajando en Bali: Dojo Coworking Space
Mi «oficina» en Bali fue el Dojo, un espacio de coworking que recientemente cerró sus puertas, pero que siempre recordaré como uno de los mejores coworking en los que he estado. Más que un lugar de trabajo, Dojo fue una comunidad. Con desayunos deliciosos y eventos semanales que alimentaban la interacción, me encontré inmerso en un crisol de nómadas digitales de todo el mundo. Los momentos más memorables incluyen las barbacoas mensuales que organizaban, siendo una de las primeras cosas que disfruté al llegar a la isla. Y, por supuesto, no puedo olvidar la piscina. Nada mejor que un refrescante chapuzón entre reuniones.
Vistas desde el Cielo: Vuelo con el Drone
Si hay algo que añadió una perspectiva única a mi viaje, fue mi drone. Desde el cielo, Bali adquirió una nueva dimensión, mostrándome sus maravillosos paisajes de una manera que ningún otro medio podía. Uno de los lugares más impactantes que capturé con mi drone fueron los aviones abandonados esparcidos por la isla, que parecían contar historias olvidadas en su silencioso desgaste.
Pura Penataran Agung Lempuyang: La Puerta del Cielo
Uno de los momentos más memorables del viaje ocurrió en Pura Penataran Agung Lempuyang, también conocido como la Puerta del Cielo. Durante una visita a uno de los aviones abandonados, conocí a un grupo de jóvenes indonesios. Pocos días después, me uní a ellos en una visita a este templo icónico. El viaje fue una mezcla de risas, nuevas amistades y, por supuesto, vistas impresionantes.
Despedida de Bali: Un Viaje para Recordar
Mi mes en Bali fue mucho más que un viaje; fue una inmersión en una cultura rica y vibrante, una ventana a una forma de vida diferente y una oportunidad para conectarme con personas de todas partes del mundo. Aunque el Dojo Coworking ha cerrado, los recuerdos que creé allí y en toda la isla perdurarán. Bali es más que un destino; es una experiencia de vida. Y si tienes la oportunidad de visitarlo, no lo dudes. El paraíso te espera.